"Ese democratismo me parece agraviante para el lector", comentó el consultor kirchnerista y añadió que "hay que saber escribir, sino no le hagas perder el tiempo al que te lee."
Cabría preguntarse, en todo caso, quién decide qué es importante y en todo caso, si podemos asignarle un valor a todo. Entramos aquí en el peligroso terreno de los juicios de valor. Creo que solo podemos cuestionar de estos nuevos medios de comunicación aquellas entradas (o posts) que sean ofensivos o atenten contra la libertad de expresión, pero de nuevo, esta aseveración, que parece tan clara, puede convertirse en un arma de doble filo (léase censura).
Todos tenemos algo para decir y está bien que existan los medios (como este Web log o Blog) para que "eso que pensamos" pueda hacerse público. Reforzamos así la libertad de expresión. Sin embargo, esto no quiere decir que lo que pensemos sea importante para todos. Llevándola al extremo, la frase de Feinmann tambien podría leerse: si no tienes algo importante para decir, no lo digas; y en ese momento, deberían acabarse las charlas de café, los encuentros entre amigos, los asados, en fin, todas las relaciones interpersonales que no sean "relevantes"...
Espero que este filósofo, no haya hecho más que "buscar con sus ácidas declaraciones el escándalo y la provocación" (ver artículo del diario "La Capital"), de otra forma, referiría a unas pocas personas que, ungidas por algún tipo de aura mística, son las portadoras de todo lo que importa, aquellas que deciden por nosotros lo que tiene valor o no.
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